Bloom es el proyecto que reconfigura las arquitecturas golferas para generar un paisaje naturalizado, público y lúdico que permite el tránsito de seres vivos.
Nos situamos en Málaga, provincia de España con más campos de Golf que ninguna otra en España. Con más de una veintena de campos de por hectárea , encontramos una oportunidad en San Pedro de Alcántara, a 70km de Málaga centro. Una oportunidad puesto que se da la situación de que dichos campos de Golf forman parte de reservas protegidas por la Red Natura 2000.
¿Podrían ser los campos de Golf, una nueva oportunidad para generar refugios biológicos? Unas zonas verdes que generan un paisaje mosaico intercalado con la trama urbana, gris y sucia.
Allá por el 1700, cuando el golf empezó a popularizarse, se jugaba en parques, haciendo rodar una bola. Es decir, el paisaje que se empleaba era de lo más natural. Ahora, con un juego muy profesionalizado, se generan pistas deportivas que hacen un mal uso del medio y de los recursos hídricos.
Por otro lado, San Pedro de Alcántara, crece con los años gracias a estas promociones inmobiliarias que se venden a 'pie de campo de Golf', atrayendo a turistas y dándole un valor extra a las viviendas.
Quizás el campo de golf no tenga que desaparecer, pero sí reconvertirse en un espacio lejos de esa exclusividad, más integrado en el entorno urbano, y una herramienta lucrativa y beneficiosa para el medio ambiente y la ciudad. ¿Cómo?
A través de nuevas arquitecturas que dibujen una nueva topografía.
El proyecto se lleva a cabo en un proceso en el que usamos la topografía original para diseñar una nueva Casa club, integrada y que se vaya adaptando a lo existente. Durante el proceso, se realizan excavaciones y se reutiliza la tierra 'removida' para hacer un encofrado recuperable.
Se construye con los recursos disponibles y se colmata con una cubierta ajardinada, para hacer una integración adecuada con el paisaje.
Una gran parte de los materiales constructivos, provendrán de el reciclaje de la demolición de lo existente. Una arquitectura que no invita al usuario al paisaje, y que queda muy desconectado de la calle.
El proceso consigue una nueva topografía habitada con llenos y vacíos programáticos que obstaculizan las zonas de juego y a su vez, resguardan al no jugador en su paseo por el nuevo jardín golfero.
La nueva casa club, de uso exclusivo para los socios, queda ligado a la nueva entrada, cercana a la calle. Comprende un programa tipo: restaurante, bar, vestuarios... Pero Bloom propone un programa añadido en forma de balnearios dado que surgen unos nuevos ciclos de agua, que se describirán más adelante.
Abastecimiento de agua, que provendrá del reciclaje de las aguas grises de las viviendas colindantes. Generando así un campo de golf autosuficiente y posible herramienta para la re-naturalización del río protegido.
Como partes adicionales del programa, encontramos uno más público, de uso para todo el mundo. Zonas donde se lleven a cabo talleres de investigación sobre el paisaje, talleres florales o incluso de biomateriales.
Además, el proyecto incluye unos dispositivos de anidación que aseguran un correcto refugio para las especies vulnerables que habitan el lugar.
